Todo es música

musica1

Tuve el privilegio de conocer otra parte de nuestro hermoso país: Puerto Carreño en el departamento del Vichada.

Un puerto sobre el río Orinoco (lo tiene exactamente por delante), al cual le desembocan ahí mismo por el lado izquierdo el río Meta y por el lado derecho el río Bita, un verdadero privilegio de esta población caliente (hirviente), pequeña y amable con los visitantes. Todo el mundo lo atiende bien a usted y participa en permitirle unos días de sano e inolvidable esparcimiento.

Por qué digo que todo es música:

El ronronear del sonido del caudal del agua del río Bita, majestuoso, limpio, vivo y manso.

El resoplar de las toninas cuando salen a tomar aire (delfines de agua dulce, vimos dos parejas)

El movimiento del pescado cuando lo liberábamos y devolvíamos a su hábitat con un pequeño daño causado por el anzuelo, pero vivo; quizá forma parte de su función en la tierra (perdón, en el agua) proporcionarle emoción a niños y adultos unos momentos inolvidables. Después se esconde y se recupera.

El sonido del viento que refresca por la tarde.

El sonido de molinetes, cuerdas, herramientas, el nylon cuando el señuelo sale volando, en fin, el de todos los aparejos de pesca.

El sonido del silencio, cuando el boga o motorista apaga el motor y se acerca a algún sitio para lanzar los aparejos: ese momento es único.

La conversación de cinco polacos que estaban junto a la cabaña nuestra todas las tardes cuando volvían de unas jornadas como de 12 horas pescando y pescando. Adivinen de qué hablaban…de lo que sacaron y devolvieron, de la que se escapó, etc, etc. Claro, eran unos sonidos como guturales, no entendíamos por supuesto nada…pero era un hermoso sonido.

La risa de mis sobrinos que tenía diferentes matices: nerviosa cuando picaban peces, cuando los sacaban, cuando se tomaban una foto o un video con su trofeo (por un cortísimo espacio de tiempo), cuando lo devolvían al agua y todos aplaudíamos y lo despedíamos, cuando me caí un par de veces dentro de la lancha (novato absoluto), cuando en dos oportunidades al bajarme al agua en algún hermoso playón formado por la bajada del nivel del río a causa del verano, caía de bruces en el agua, en fin, cuando los hacía reír con mis payasadas.

Gracias a la vida, que me ha dado tanto…

Luis Carlos Villamizar Mutis

Todo es música

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *