El Ministerio de Cultura, en buena hora, otorga un tratamiento especial a unos festivales que por su longevidad e importancia, reciben aportes sin tener que estar nada más que enviando sus propuestas cada año y por supuesto sin tener que rogar y rogar a los funcionarios de turno: Festival de la Leyenda Vallenata, Festival Mono Núñez, Festival Antioquia le Canta a Colombia, Carnaval de Barranquilla, Festival Petronio Álvarez, entre otros.
Eso está muy bien y que se conserve la idea y se aumenten los aportes son nuestros mayores deseos.
¿Qué nos impide a nosotros en el ámbito regional proceder de la misma manera?
Miremos estos Festivales con el tiempo que llevan realizándose con unos esfuerzos inimaginables, entre otros:
Festival de la Guabina y el Tiple 51 años Vélez
Festivalito Ruitoqueño 25 años Floridablanca
Festival Hermanos Martínez 20 años Floridablanca
Festival Luis A. Calvo 17 años Bucaramanga
La Asamblea Departamental y los respectivos Concejos Municipales podrían legislar y asignar aportes sustanciales para que cada institución reciba al menos un porcentaje importante de su presupuesto y puedan seguir desarrollando una actividad de semejante calidad, sin tener que rezar para que los gobernantes de turno tengan la sensibilidad suficiente para apoyar estas manifestaciones.
¿O vamos a exponernos a que suceda lo que pasó con el Festival Abrapalabra que precisamente por falta de apoyo estatal no se volverá a hacer?
De esta forma se fortalecerían nuestros espacios netamente culturales regionales y las instituciones estatales de la región marcarían el rumbo apropiado para preservar, defender y divulgar nuestro patrimonio cultural.
Luis Carlos Villamizar Mutis