¿Trajo la memoria?

mente

Por: Luis Carlos Villamizar Mutis

Este mundo de milagro no nos ha enloquecido a los que nos llaman adultos mayores o de la tercera edad, que entre otras deberíamos ser nombrados como lo que somos con una palabra que tiene un significado muy especial: viejos. Qué significado tiene: experiencia, sabiduría, conocimiento, mesura, en fin.

Decía que no nos ha enloquecido, refiriéndome a que los conceptos vitales nos fueron cambiados:

El tiempo se vende: ¿Cómo así? Claro que sí, a uno le ofrecen en la calle minutos a precios módicos… ¡El tiempo se vende!

 

Ahora la gente habla sola: uno va por la calle y la gente se la pasa hablando sola (eso pensaba uno al principio), pero logramos darnos cuenta de que son los nuevos conceptos digitales: teléfonos con audífonos por medio de cable o inhalámbricos. Eso medio lo entiende uno, pero agreguémosle que como somos santandereanos y al hablar por teléfono gesticulamos, entonces ahí sí parece que la gente se chifló.

 

¿Trajo la memoria? Esto es lo máximo: si uno ya viejo empieza a perder ese don tan especial, pues ahora se lleva en un aparatico, llámese USB o como sea, y si usted no lo lleva, se fregó, pues es incapaz de acumular lo que esos bichos sí.

 

Desmodados: ni hablar, si no tenemos o “poseemos” como dicen ahora con ese tratamiento espantoso que le dan a nuestro idioma, los más avanzados adminículos y sus sistemas, estamos fuera: iphon, ifon, wasap …y qué pereza todo en idiomas extranjeros.

 

Vale la pena aclarar que tuve que hacer una “investigación exhaustiva” para poner (no “colocar” de por Dios) los nombres correctos de esos terroríficos aparatos y que mis allegados no se burlaran.

 

Carelibro: o Facebook como lo llaman, esa si fue campeona: un sobrino muy emprendedor me llamó y me dijo: tío, ese boletín que ustedes envían, Notas con armonía, ¡Se lo puse en Facebook, mírelo!

 

Me dio una inmensa vergüenza decirle que no tenía y un alma piadosa me creó el mío y ¡Santa Madre de Dios! Recibo diariamente una enorme cantidad de correos, mensajes, peticiones de amistad (qué grato sería que fueran personales) que con una pena inmensa no contesto y por más que he tratado de eliminar ese sistema poco amigo de la privacidad, no he podido. Si hay alguien generoso y compasivo que se apiade de este modesto personaje, ¡ayúdeme, por favor!

 

Silbidos permanentes: los famosos grupos cerrados de guarasapo o wasap, son enloquecedores: cada integrante envía cada 10 segundos lo que se le ocurre y cada vez, el aparato silba, parece un discurso cansón donde todos chiflan.

 

Anécdota: mi queridísima e inolvidable suegrita, Lucía, cuando su hijo Gonzalo manifestó que se le había entrado un virus a su computador, la viejita dijo en medio de nuestras carcajadas: ¿Y cómo se metió ese animalito?

Es un buen tipo mi viejo…

¿Trajo la memoria?

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