Empezaron como un grupo de amigos que les gustaba “mamar gallo” a punta de chistes y música colombiana. Poco a poco, este pasatiempo pasó a convertirse en el proyecto musical llamado Los Muchos y conformado por doce hombres que apasionados por los sonidos andinos, han demostrado que este género tiene mucha alegría para dar.

“Tenemos el propósito de demostrar que la música andina es alegre y no algo triste como lo piensan muchas personas” afirma Puno Ardila, director de la Dirección Cultural de la Universidad Industrial de Santander e integrante de Los Muchos.

Desde el año 1994 empezaron a tocar en plan de recocha y sin mayores pretensiones que las de pasar un rato ameno entre amigos y pasar ratos llenos de humor. Fue en 1996 que decidieron dedicarse formalmente a esto y armaron su agrupación llamada inicialmente Los Demonios, y que era integrada en aquella época por seis personas. Ese mismo año, realizaron su primera presentación en el Festivalito Ruitoqueño.

“Antes nos hacíamos llamar Los Demonios pero en nuestras presentaciones decíamos que también nos podían llamar Los Muchos porque en el grupo había mucho calvo, mucho ojón, mucho barbado y así. Después de unos años decidimos que ese nombre nos quedaba más”, recuerda Ardila.

Hoy, Los Muchos complacen a grandes públicos en todo el país a punta de bambucos, bromas y comentarios de doble sentido que siempre logran sacar carcajadas donde quieran vayan, y posicionándose como respetables intérpretes de estos sonidos en el ámbito nacional.

Por esto, el mensaje es claro a la hora de invitar a los jóvenes músicos a interesarse por ritmos como el bambuco, pasillo, torbellinos o guabinas:

“Lo más importante para amar algo es conocerlo, y de verdad les recomiendo que le den una oportunidad a estos sonidos y se enamoren de todos. La música andina tiene todo lo que un músico necesita para ser grande; tomar estas músicas, adaptarlas y crear cosas nuevas es importante para que la música colombiana sobreviva”, concluye Puno Ardila.