Gustavo Silva Ramírez
Nacido en Bucaramanga el 10 de diciembre de 1953, hijo de José de Jesús Silva (fallecido) y Beatriz Ramírez de Silva, comenzó en la música con Víctor J. Camacho y Gustavo Mariño en el Inem. Allí estuvo en el coro, trabajando su limitación por la timidez. La primera vez que cantó en público le temblaban las piernas y el temblor le generaba vibrato en la voz. Le fue muy bien, pero cuando terminó le gritaban: “¡Bien, Sandro!”. Comenzó su trabajo de grupo con Jairo Díaz, un compañero de esta institución que tocaba tiple y guitarra; y con Luis José Velandia (quien le prestaba la guitarra) terminó en el 75 en el Inem. Primera promoción de 1º – 6º.
Con las nociones del Inem entró al Dicas y aprendió a leer con Antonio Rueda. Hizo fonomímica – ganó un concurso intercolegiado. Entró a la UIS en el 76 y después de dos años y tres rectores cursó allí dos semestres. Estuvo en el coro, pero suspendieron el trabajo en el 77 y tuvo que pasarse a la tuna, con Oropel como examen de admisión. Allí conoció a Germán Guevara, quien cantaba con Alirio Marín (dueto Alirio y Germán), y formó con Jaime Orlando Villarreal (bandolista, tiplista y guitarrista) un dueto cuyo nombre fue copiado después por unos tolimenses. Gustavo Silva y Jorge Villarreal, el dueto Silva y Villarreal.
En aquellos días, cuando la gente lo apodaba Charles Bronson, fueron invitados los dos duetos a dar una serenata al municipio de La Vega, Santander. El compañero de Germán no llegó, ni el compañero de Gustavo. El cura de este municipio se empeñó en botarles aguardiente (además de botarles corriente, según Gustavo). Entonces se dieron las cosas: la iglesia sola, el padre solo… nació el dueto Germán y Gustavo.
En 1978 se casó con Dora Londoño, con quien tuvo tres hijos: Angélica, de 23 años; Leandro, de 22, y Tatiana, de 13, hoy su compañera de rutinas y de música. Casado y por fuera de la UIS, aprendió de su padre la confección de calzones. Sin embargo, por más que trabajaba de cinco de la mañana a diez de la noche, sólo terminaba uno, cuando debía hacer por lo menos cuatro para regular los ingresos. Resolvió entonces, por recomendación de su excompañero Jorge Villarreal entrar a Cajasán a enseñar guitarra (y a aprender también, porque el profesor se llamaba en verdad el famoso método “Cantemos con la guitarra”). Lo que recibía por las clases del sábado en Cajasán era igual a sus ingresos del resto de la semana.
En Cajasán conoció a Aura María Moncada, quien lo relacionó en el colegio La Salle para que dirigiera la tuna. Seis meses después estaba trabajando con Cajasán, La Salle y el colegio Santo Tomás. Con este colegio, en año y medio, realizó cerca de 50 presentaciones y ganó un concurso en donde participaba también la banda del Inem.
En los primeros años de la década de los ochentas, con Nelson Fritz formaron el Eslabón de las Américas en el Colombo y crearon los Viernes Culturales. Allí llamó a los chinos del Santoto a quienes les dieron como compensación becas para estudiar inglés. Esta institución les cubrió los costos del viaje a Armenia en 1982, cuando ocuparon con Germán el segundo lugar en el Festival de Duetos. Ese año también tuvo que irse para Honda por culpa de un percance (uno de los 84 deslices). Regresó después de unos meses (nueve meses, más o menos) a estudiar Licenciatura en Matemáticas, pero le salió trabajo en Casabe, frente a Barrancabermeja, pasando el río Magdalena. Le dijeron que era relacionado con la música, comenzando con mezclas y al final en el teclado. Pues comenzó batiendo mezcla y largando ladrillos a 40º, luego como celador, luego en el casino, y terminó en el teclado de una máquina de escribir, como oficinista, cuando la secretaria se enfermó.
Después de dos meses en la clínica por una enfermedad que casi lo mata, tuvo un granero (una tienda de abarrotes) y volvió a tocar las puertas en Cajasán, al tiempo que se le presentó la oportunidad en el ICP con el Grupo Tiempo, cuyo nombre surgió por las dificultades iniciales para trabajar con más de 15 personas. Entonces decían: “El grupo es tiempo… tiempo perdido, afiliado a la CTC: cagada tras cagada”.
En 1997, año en que murió su papá, compuso Pasillo para una despedida. A su hija mayor, que se fue de Colombia, le compuso Camino de hormigas, acerca de los emigrantes. Sus temas salen pensando en su hija menor, Tatiana, con quien tiene una hermosa relación. Conoció a una mujer que llamaban en la oficina por el diminutivo y supo que peleaba mucho en la casa; poco después vio a otra mujer en un bus, muy maquillada, y del asocio de las dos salió La belleza maquillada, mejor obra inédita en Pereira en 1997. Tiene más de 100 composiciones, muchas de ellas de corte religioso. Su labor actual es el montaje de sus temas con los grupos juveniles y con Tatiana, y su proyecto más importante es el grupo Armónicos.
Germán, su compañero de dueto, se había disculpado con el Festivalito por un congreso de geriatría en Argentina. Sin embargo, está aquí hoy para acompañar a Gustavo en este pequeño homenaje y cantar con él. Dijo que venía si Gustavo confesaba cuando menos doce de sus 84 deslices, pero alguien nos contó que su verdadera motivación apareció cuando supo que les íbamos a traer al cura de La Vega.
Maestro Gustavoooo!!! Que alegría saber de ti. Soy Doris Paulina Medina, yo era la que te diligència a la cuenta de cobro, jejejeje, por si no te suena mi nombre. Estuve en el coro de la Contraloria Departamental, cuando tú lo dirijias. Estos días me he estado acordando de nuestra participación en el festival José A. Morales, en Socorro. Te envío un abrazo enorme. Como puedo escuchar tus canciones.