El Festivalito Ruitoqueño, un espacio para la formación de públicos

Por 25 años el Festivalito Ruitoqueño se ha convertido en un referente cultural en la región andina y en todo el país. Pero esto no solo se ha dado por las maravillosas presentaciones en la Finca Villa Leo, sino también por esos espacios culturales que se abren para los músicos y público en general.

Dicen que la experiencia se gana con los años y prueba de ello ha sido la evolución de nuestro Festivalito. Desde que comenzó como un encuentro entre familias, hasta lo que es hoy este espacio, mucho se ha evolucionado. Hoy podemos decir con orgullo que este evento ya no es únicamente un escenario de conciertos, es también un espacio de formación cultural.

A medida que avanza una nueva versión de nuestro Festivalito, también lo hacen los espacios para el aprendizaje de músicos santandereanos, encuentros directos con los artistas y esfuerzos para incentivar el amor por la música colombiana en niños y adultos.

Así se acerca el Festivalito a los niños de Santander

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Los niños son nuestro futuro y por consiguiente los encargados de cuidar nuestro patrimonio musical. En ellos está la gran responsabilidad de que la música colombiana perdure y por ello gran parte de nuestros esfuerzos van dirigidos a que ellos comprendan más nuestra herencia.

Por esta razón, acercamos la música colombiana a los colegios del área metropolitana con el fin de que los niños experimenten y resuelvan sus  dudas sobre cómo se hace nuestra música.

Jorge Fídoly Ramón quien se encarga de la realización de estos encuentros en la Fundación Armonía, explica: “Realmente nos esforzamos por crear nuevos espacios para nuestra música colombiana. Por eso hacemos este complejo trabajo de llevar artistas a los colegios para que los niños la disfruten desde su espacio, y así también estamos contribuyendo a su formación integral”.

Así, solo en el Festivalito Ruitoqueño 2015 llevamos músicos a 16 colegios de Bucaramanga, Floridablanca, Piedecuesta y Girón en el área metropolitana y además, a Lebrija, para que los niños conocieran de cerca las maravillas de nuestra música tradicional.

Con música y sin protocolos se forma el público

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Pero no crean que este complejo trabajo de formar públicos se limita únicamente a la infancia. La tarea es más compleja aún y por ello nos dedicamos también a acercar la música a los adultos, brindando espacios de esparcimiento en sus lugares de trabajo y en actividades representativas en la ciudad que son para todo público.

Con estos espacios, que en el Festivalito Ruitoqueño llamamos Conciertos Didácticos, propiciamos el escenario perfecto para interesar a los asistentes a conocer más sobre la música. Desde estos encuentros, unimos a los artistas con el público, rompiendo los esquemas y protocolos establecidos para interactuar de una forma más amena y cercana.

“Es una oportunidad excepcional donde se olvida la parte formal, podemos reír y disfrutar con los artistas de una forma diferente. Esta filosofía nos permite acercar a la gente la historia de los músicos, desde cómo aprendió a tocar un instrumento musical hasta qué influencias musicales los formaron. Los conciertos didácticos permiten interactuar de una forma diferente, y así formar públicos despertando el interés por preservar la música colombiana”, sostiene el director de la Fundación Armonía, Luis Carlos Villamizar.

La tarea sigue

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“Queremos que la gente se sienta satisfecha e interesada por la música. Cada año vamos mejorando, para que las ediciones del Festivalito sigan avanzando y se entregue realmente un aporte para los asistentes” afirma Jorge Fídoly Ramón al hablar sobre los retos del Festivalito Ruitoqueño para continuar incentivando estos espacios culturales.

Sin duda, la formación de nuevos públicos para que las músicas colombianas se preserven es una tarea de alta prioridad y es por esto que escenarios como los Conciertos Didácticos en colegios y empresas son necesarios para llegar al público. El Festivalito Ruitoqueño ya no se trata únicamente de conciertos en la Finca Villa Leo, es una plaza de formación para que el patrimonio musical perdure.

“Tenemos que hacer un gran esfuerzo para que la música colombiana no muera, y por ello es necesario compromiso de todas las partes para que sea una realidad. Cada año esperamos traer mejores artistas y brindar más espacios, pero necesitamos que las empresas, los colegios y el público en general se interesen más por aprovechar este gran esfuerzo”, concluye Jorge Fídoly.

El Festivalito Ruitoqueño, un espacio para la formación de públicos

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