Kiko Navarro
El 4 de octubre, cumple años Francisco ‘Kiko’ Navarro, un hombre que ha recorrido el mundo cultural del Gran Santander desde varios importantes frentes, en especial, como cantante y compositor de boleros y música colombiana y como protagonista de la radio.
Estudiante de cauchera, trompo y runcho, Kiko Navarro regresó a Cúcuta a sus 14 años a recibir su primera ganancia como bolerista, después de haber sido ya inoculado por la música durante los tres años de su internado en Bogotá. En esa época, la orquesta Casino de la Playa interpretaba la guaracha ‘Tócale la campana’, porque en Cuba, en un programa de aficionados, le tocaban la campana a los desafinados y premiaban a los buenos con el canto de un gallo. Si en el programa de don Francisco usaban una trompeta, en Cúcuta, en esa época, premiaban a los afinados con una sirena y a los desafinados con el rebuzno de un burro. Kiko cantó Despedida, el bolero de moda de Daniel Santos, y ganó con su interpretación un kit de cuadernos, chupetas y bombones.
Su vida es un canto de constancia y tenacidad. A sus veinte años se vinculó con la Orquesta Santander en Cúcuta. Lo invitaron porque él asistía a los ensayos, se acercaba y buscaba el modo de integrarse: tocaba maracas y hacía coros; y desde entonces Claudio Sandoval fue el romántico de la orquesta, y Kiko, el guarachero.
En la orquesta, Kiko presentaba a los integrantes y los temas que iban a interpretar, mientras tocaban un tema característico, ‘On the mood’. Esto lo hizo ganar la suficiente confianza con el micrófono como para enfrentar a sus 23 años el reto en La Voz de Cúcuta, cuando hacían un programa en vivo, y tuvo que remplazar al presentador porque este no apareció. A los directivos de la emisora les gustó tanto lo que hizo, que lo contrataron, pero no echaron al otro (Jorge León), quien fue su compañero a partir de ese día.
A los 25 años se animó a narrar fútbol y baloncesto: “Preciso, el locutor que narraba se fue de la emisora, y le hice entonces como narrador hasta mis 30 años, cuando vine a Bucaramanga a grabar unas cuñas comerciales en Radio Bucaramanga y recibí una buena propuesta para trabajar con la Radio del Comercio”.
Se casó a los 26 años (“cuando eso ya había bebido mucho trago, hijuepuerca”) con Maddy Urbina. Tienen dos hijas, un hijo, dos nietos y dos nietas. Su hija mayor, Maddy, también, es abogada de la Universidad Santo Tomás; Rocío Patricia es licenciada en educación preescolar de la UNAB, y Gerardo, el menor, le siguió los pasos, porque trabaja con deportes en Caracol y RCN.
Sabe de boleros desde los días como cantante de la orquesta Santander en Cúcuta, cuando, semana tras semana, recibían de México y Cuba arreglos para orquesta. A los 28 años, Kiko compuso por primera vez algunas melodías que interpretaba con un trío. No es autor, es compositor de 40 obras en diferentes ritmos, 22 de las cuales han sido grabadas. En la orquesta Fantasía cantó guacharacas, montunos, mambos, boleros y pasodobles hasta sus 36 años. Desde entonces, se desligó de lo musical y se dedicó a la radio hasta sus 44 años, de la que se retiró por cansancio.
Hace unos años concluyó su libro ‘El bolero y otras historias’, con la historia del bolero desde el siglo XIX, y parte de la historia de la radio en el oriente colombiano, publicado por la UIS, con recortes y variaciones a su deseo, pero como una forma tangible del fruto de su trabajo de años.
“¿Con la radio?, no, gracias; la hago ahora por afición y por amor. Con la música sí, hasta que me muera, porque el bolero es un estado de ánimo que nace cuando los años, pocos o muchos, nos obligan a volcar nuestro corazón hacia la necesidad del romance, que todos estamos dulcemente obligados a sentir. Es que ya, con más de 80 años, maestro, es tenaz”.